P R E S E N T A C I Ó N

 

Mi nombre es Oriana Guillermina Alcayaga Zepeda, nací en el Valle de Elqui un 26 de Mayo de 1959 y soy Prisionera Política en Chile desde el 21 de Octubre de 1993.

Somos 7 hermanos. Me casé cuando sólo tenía 15 años; 15 años después me separé; la vida que había llevado no era buena; de esa relación nacieron cuatro hijas, las más pequeñas viven en La Serena, con mi madre Doña Guillermina Zepeda Carvallo, mis niñas se llaman Cristina, Luisa, Patricia y Alejandra. Joaquín es el más pequeño y nació en prisión, hoy tiene 4 años, va al Jardín Infantil y vive en Santiago con Alfonso, su padre, mi compañero.

 

Joaquín Toro Alcayaga, hijo de Oriana

 

Mi infancia fue normal, yo diría que feliz; mi padre era conocido por la gente del pueblo como el "Maestro Carlos”, un obrero; mi madre dueña de casa, activa trabajadora y luchadora, ella participaba en organizaciones sociales como Cema Chile, yo era ya adolescente y colaboraba viendo a mis hermanos más chicos cuando mi mamá salía a sus reuniones. Estábamos organizados.

Recuerdo de mi niñez, que mi papá cocinaba los días domingo y después de almuerzo salíamos, íbamos a una plaza o a algún lugar bonito de la zona, hay muchos por acá. Hacíamos paseos, disfrutábamos en familia y lo pasábamos bien; el tiempo que disponía mi padre era poco, ya que además de trabajar como albañil, gásfiter, maestro pintor, mueblista, era dirigente sindical, miembro fundador del Sindicato de la Construcción; trabajaba duro, la familia era extensa y había que proveer.

En la casa siempre se conversaba de lo contingente, nunca se nos ocultó nada, se conversaba de las injusticias sociales hacia el trabajador, al pueblo; se soñaba que ya vendrían tiempos mejores y que al fin tendríamos un trabajo con un salario digno, libertad, y serían respetados los derechos del pueblo, se nos entregó valores como dignidad, se nos enseñó a defender nuestros ideales. Se nos dijo que tendríamos un mundo mejor, más justo...

Mi padre, tenía 38 años para el 11 de Septiembre de 1973 cuando llegó el Golpe de Estado. Ahí cambió la vida de miles de chilenos y destrozó la de nuestra familia y obviamente, la mía.

 

En la foto, se observa al padre de Oriana, Carlos Alcayaga, en una comida sindical.

 

CARAVANA DE LA MUERTE

Mi padre es un Ejecutado Político y su nombre es Carlos Alcayaga Varela, fue Secretario General de la Central Única de Trabajadores (CUT) en la IV Región, y militante del Movimiento Acción Popular Unitaria (MAPU).

La mañana del 12 de Septiembre de 1973, aún tremendamente dolidos por lo que le había pasado a nuestro país, a nosotros nos tocó el Terrorismo de Estado directamente y vivimos lo que muchos chilenos: se llevaron detenido a mi padre; nuestra casa se llenó de “pacos” (carabineros) allanaron todo, nosotros estábamos abrazados a mi papá, nos tomaron y nos lanzaron lejos... se lo llevaron, mi padre no opuso resistencia, tampoco tenía muchas fuerzas, hacía poco que había salido del hospital, lo habían operado de una ulcera, cuando se lo llevan el gritaba que no le hicieran daño a su familia.

Ese día fue muy triste, lo esperábamos minuto a minuto, salimos a la esquina, estábamos ansiosos, recuerdo que cuando nos asomamos a la calle habían unos “pacos” que vigilaban la cuadra, ellos nos gritaron entren chiquillos (insulto) o si no los vamos a llenar de plomo...nos entramos muy asustados.

Esa noche fue muy larga, al otro día mi mamá con esa fortaleza y serenidad que siempre ha tenido, se fue a la Comisaría a dejarle una frazada y leche ya que por su operación sólo tomaba leche, allí le dijeron que no estaba en ese recinto, que estaba preso en la Cárcel de La Serena, ella viajó para saber que pasaba, no lo pudo ver, tenía que esperar el día de visita, mi madre se volvió a Vicuña. El día domingo, día de visita, fuimos todos a verlo a la cárcel. Félix mi hermano no tenía su carné de identidad, lo había extraviado, por lo que no pudo verlo. Félix se quedó muy triste.

Entramos a la cárcel, mi padre tenía una sonrisa grande, estaba feliz de vernos,pero a la vez su rostro estaba triste, se le notaba, él lo disimulaba. No lo pudimos abrazar, le dolía todo el cuerpo, pero el papá decía que sólo estaba cansado y que ya se le pasaría. A nuestro padre sólo lo vimos dos veces.

Guillermina Zepeda, madre de Oriana.

 

La tercera visita mi mamá fue sola y yo me quedé con mis hermanos. Una de mis hermanas menores, iba en 4° básico, cuando una mujer la llama y le dice, burlándose de la situación: “en el diario está la noticia de la ejecución de 16 presos políticos y aparece el nombre de Carlos”, mi hermana llegó llorando, gritando, histérica. Uno de mis hermanos fue a buscar el diario y efectivamente así era, habían asesinado a 16 presos políticos y uno de ellos era mi padre Carlos Alcayaga, dirigente de la CUT y militante del MAPU.

Fue terrible, todos llorábamos, no entendíamos el porqué lo habían asesinado, mi papá era militante y dirigente sindical, pero todo dentro de la legalidad del sistema; gritábamos, no sabíamos que pasaba con nuestra madre, ella había viajado sola y esperaba ver a mi padre, su esposo. ¿ Cómo tomaría la noticia?¿ nuestra madre volvería?....eran las preguntas que nos hacíamos, mi hermano mayor Félix tenía 14 años, luego venía yo, que tenía 13 y así hasta el más chico de mis hermanos, que sólo tenía 2 años. Recuerdo que estábamos asustados y muy angustiados.

Desde ese momento ya nada volvió a ser igual, ni los compañeros de escuela; muchos niños se reían de la muerte de mi papá, los amigos estaban muy asustados, los vecinos no querían comprometerse; esa razón hizo que nos fueramos a vivir a La Serena, nosotros teníamos que continuar estudiando, debíamos iniciar la vida sin nuestro padre, él ya no estaba y debíamos cuidarnos de la represión.

Mi padre fue asesinado por la Caravana de la Muerte, un 16 de Octubre de 1973, comando dirigido por Sergio Arellano Stark. Durante casi 25 años no tuvimos autorización para abrir la fosa común donde había sido tirado el cuerpo de mi padre y de otros compañeros, siempre había alguien con mucho poder que negaba la exhumación de los cadáveres.

Todos los 16 de Octubre se hacían romerías desde la Catedral al Cementerio en La Serena, eso siempre terminaba con represión por parte de Carabineros, pero año tras año íbamos igual, era la protesta del pueblo por los Ejecutados de La Serena.

Recién el año 98 se dio la autorización y se pudo enterrar a mi padre... Yo no pude estar.

Mi padre, fue masacrado, asesinado cobardemente.

Cuando se exhumaron sus restos esto se pudo comprobar: Tenía 8 impactos de bala, todas por la espalda. Las costillas rotas, le faltaba una mano, tenía quebrada una pierna y una bala en la cabeza. Sus compañeros estaban igual o peor, había un compañero de él que sólo tenía la mitad de su cuerpo.

Hoy existen más antecedentes de los crímenes de Pinochet, pero aún no hay justicia y yo no creo que la haya. Todo quedará en la total impunidad.